Me parece muy interesante y acertadas las actitudes que propone Dewey y en vista de que he tenido tanto profesores con estas actitudes como no, me motivó a seguir reflexionando en la importancia de estas.
Mucho de lo que Dewey decía a los maestros sobre el concepto de la enseñanza reflexiva se puede encontrar en su libro "Cómo pensamos" (How we think, 1933). La noción de práctica reflexiva se apoya sobre el "hábito de inteligencia o acción reflexiva"de Dewey que se opone a la "acción o hábito rutinario". De acuerdo con él, la acción rutinaria está dirigida principalmente por el impulso, la tradición, la autoridad externa y las circunstancias.
Los docentes que ejercen este tipo de acción por lo general no son capaces de reflexionar sobre su práctica, por lo que se convierten en esclavos de la rutina y aceptan, con frecuencia, de manera despreocupada, las determinaciones y políticas establecidas por otros y que forman parte de su realidad cotidiana. Por lo que esta resulta siendo relativamente estática y no responde a las prioridades y circunstancias cambiantes.
Por el contrario, la acción reflexiva no consiste en una
serie de pasos o procedimientos específicos que el docente debe seguir, en teoría es una forma de afrontar y responder a los problemas. De acuerdo con Dewey, el origen de dicha
acción es un estado de duda, confusión o perplejidad. No es producto de tales principios generales, sino que algo debe ocasionarla.
Dewey, en concreto, se refiere a un equilibrio entre la
reflexión y la rutina entre pensamiento y acción. Para que la vida tenga
sentido, es necesaria cierta cantidad de rutina. Él sostiene que los
maestros han de procurar mantener el equilibrio entre la arrogancia que rechaza
ciegamente lo que por regla general se acepta como verdad, y el servilismo que
acoge ciegamente esta verdad.
De acuerdo con la postula, un docente reflexivo es aquel que cultiva las
actitudes de la responsabilidad, honestidad y entusiasmo, se
caracteriza por poseer una mente abierta y ser sincero, se pregunta por las
razones que determinan sus acciones y las consecuencias de las mismas,
haciéndose responsable por los resultados, no se conforma con el logro de los
objetivos sino que cuestiona si los resultados son satisfactorios, y la
reflexión la realiza antes, durante y después de la acción.
A continuación un video que ejemplifica una situación y la reflexión proveniente del cuestionamiento de conductas arraigadas y normalizadas, mediante la autocrítica:
Nuestra tarea como formadores de docentes es preparar
profesores para el futuro, cabe preguntarse qué conocimientos y habilidades
pensamos que debe poseer un profesor reflexivo; esto tanto desde el punto de
vista del docente que debemos formar, como desde nuestra propia práctica
docente, ya que es inevitable cuestionarnos acerca de la capacidad que tenemos
para ejercer la reflexión desde la práctica o enseñanza reflexiva.
Se considera que la reflexión es más bien considerada como
una forma que integra el atender y responder a los problemas, involucrando de
forma sustantivas a los autores involucrados, por ser un proceso que va más
allá de los procesos racionales y lógicos. Se admite que la reflexión
implica hacer uso de la intuición, emoción y pasión lo cual no es algo que
pueda definirse de manera precisa y que por lo tanto no podrían enseñarse como
un conjunto de técnicas para la formación de los docentes.
Debe retomarse la holística como parte de un proceso de investigación educativa el cual debe de tener en cuenta la acción reflexiva, y dentro de la acción reflexiva tres actitudes básicas: mente abierta, responsabilidad y honestidad las cuales son claves para el maestro reflexivo.
- Mente abierta: es tener deseo activo de escuchar puntos de vista, prestar atención a las alternativas, acepta los puntos fuertes y limitaciones de las diferentes maneras, un individuo que está abierto, no intenta ser el portavoz de una y sólo una perspectiva y no se acerca a otro punto de vista con afán de argumentar. Por el contrario, este individuo escucha, acepta las fortalezas y debilidades de sus propias perspectivas.
- Responsabilidad: implica considerar con mucha atención las consecuencias de cada acción, la responsabilidad de la reflexión requiere que se examine en tres contextos: Personal, Académico y Socio-político. Se requiere que se examinen estos puntos y que se tenga una cuidadosa consideración de las consecuencias a las que conduce la acción.
- Honestidad: la honestidad debe tener dos componentes, mente abierta y responsabilidad son componentes centrales de la vida profesional del maestro reflexivo. La honestidad es la que permite examinar sus propias creencias, que implica la capacidad de autocrítica real, se requiere que el docente sea lo suficientemente crítico en cuanto a sus propias ideas, planes de acción y conclusiones. Esto es, deberá estar dispuesto a cuestionarlos hasta encontrar las razones y evidencias que los justifiquen.
Para Dewey, los maestros que son irreflexivos sobre su
enseñanza con frecuencia aceptan esta realidad cotidiana sin protestar en sus
escuelas y se dedican a encontrar los medios más efectivos y eficientes para
resolver los problemas que se les plantean a través de este código colectivo. Asimismo,
es común que pierdan de vista cuáles son los propósitos y fines que motivan su
trabajo, se conviertan en simples agentes de los otros y se olviden de que hay
más de una manera para delimitar cada problema. Los maestros irreflexivos
aprueban automáticamente el punto de vista comúnmente aceptado sobre algún
problema específico en una situación determinada.
No es una tarea fácil; requiere responsabilidad y compromiso
con la profesión y los alumnos. Para esto es necesaria una transformación para
lograr, porque la docencia no es una carrera estática; está en constante cambio
e innovación, por lo tanto, requiere de una reflexión constante sobre lo que se
hace y lo que se debería hacer para mejorar y ofrecer una educación adecuada a
los requerimientos de la población. Desde esta perspectiva, la reflexividad se
convierte en una cualidad que todo maestro debe desarrollar desde el inicio de
su formación y hasta el final de su ejercer, ya que le permitirá afrontar y
responder a las situaciones problemáticas y desafiantes que constituyen el día
a día en las escuelas
En la acción reflexiva retoma central importancia el tipo de
preguntas y el sentido con estas se elaboren, puesto que preguntas cerradas
poco favorecen la búsqueda de respuestas y la conjugación de varias fuentes
para responderlas; las preguntas reflexivas son aquellas que necesariamente nos
conducen a hacer un alto, identificar componentes y relacionarlos, buscar
causas y consecuencias, argumentar, plantearse nuevas incógnitas.
Entonces, para efectuar una reflexión que lleve a la evolución del actuar docente y a la transformación del trabajo en las aulas es necesario tener conciencia y madurez profesional y una buena dosis de honestidad, pues sin ellas se seguirá cayendo en la simulación y en la creencia de ideologías antiquísimas de que el maestro todo lo sabe y todo lo puede, y que lo que hace rutinariamente incluso desde años atrás, siempre es lo que ofrece los mejores resultados.